Érase una mujer
con un dilema
de hojarasca y otoño,
de esos q levantas
de la acera
y tienen dos caras verdes por elegir.
Le gustan los edificios altos,
altos,
muy altos.
Tambièn le aterra
la soledad alta,
alta,
muy alta,
de los últimos pisos
descalzos de amor
y heridos de vacío.
Vanessa, fuego cubierto de oropel,
te esperan los afectos en el llano,
en la risa de los tullidos,
en el verbo de los
infantes débiles,
en el sombrero de moho,
en la palma de vaho agrietado,
vuelve con tu belleza digna
a la fiesta
de los trashumantes
y posesos de amor,
vuelve.
con un dilema
de hojarasca y otoño,
de esos q levantas
de la acera
y tienen dos caras verdes por elegir.
Le gustan los edificios altos,
altos,
muy altos.
Tambièn le aterra
la soledad alta,
alta,
muy alta,
de los últimos pisos
descalzos de amor
y heridos de vacío.
Vanessa, fuego cubierto de oropel,
te esperan los afectos en el llano,
en la risa de los tullidos,
en el verbo de los
infantes débiles,
en el sombrero de moho,
en la palma de vaho agrietado,
vuelve con tu belleza digna
a la fiesta
de los trashumantes
y posesos de amor,
vuelve.