A veces siento,
que soy una llaga
con muchas vendas,
los restos del
licor que nadie bebió,
la bufanda que el
perro escondió,
la cicatriz que
oculta el ladrón,
la cáscara
abandonada en el nido,
la rodilla del amor
rechazado,
el vaho del mendigo
en invierno,
la araña que ante
la pantufla perdió.
Y me percato,
que tengo una venda
prestada,
que el ron alegró
al saltimbanqui,
que aún espero
resucite mi perro,
que debí besar la
cicatriz,
que el nido es un
abrazo en ofrenda,
que la rodilla es
una ele de luz,
que todos tenemos
un mendigo en el pecho,
que la pantufla
soy yo.
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