Silencio,
la
letanía de la tarde,
se
escurre por mis venas
como
un espeso óleo de ansiedad,
como
una corriente piroclástica
de
soledad
que arrastra el polvo de tu desdén
y la
roca incandescente
de mi
amor partido e incomprendido.
Hoy
sepultó mi corazón
tu
Vesubio de flores inertes,
hoy
golpeaste
con
lava fatal
mi
Pompeya de amor tierno y mustio.
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